YO SOY MÓNICA

Y me dedico a hacer bodas por dos cosas:
1.- Porque me gustan
2.- Porque es la forma más honesta que conozco de ganarme la vida. Pude haberme hecho atracadora de bancos pero al final me auto-convencí de que eso es aún mas estresante que hacer bodas, y lo dejé estar.
Las bodas me producen sensaciones altamente positivas y en cada una me entran ganas locas de casarme otra vez. De hecho lo haré próximamente.
También está el tema de la responsabilidad. La mía es bastante alta: sin fotos no hay boda (o casi como si no hubiera existido).
No es lo mismo que las flores se vean alicaídas, que a la mesa dulce le falten donuts de fresa con virutas de vainilla, que la sombra en la ceremonia tape a todos menos a tres, o que el fotomatón se retrase media hora, que...
que no te entreguen el reportaje que te habían contado o peor aún que no te lo entreguen nunca.
Y YO SOY FRAN
El otro 50% detrás de Love Wedings.
El que no para de moverse de un aldo a otro el día de tu boda.
Yo siempre supe que quería ser fotógrafo, o sea, lo de atracar bancos no se pasó nuca por la cabeza… aunque tengo que reconocer ganaría mucho más dinero haciendo eso.
De niño le ‘robaba’ la cámara vieja a mi padre, una Werlisa con botón rojo, y hacía fotos sin saber muy bien a qué… pero entendiendo que eso me hacía sentir algo muy grande por dentro.
Luego vinieron las cámaras de carrete con temporizador, las poses con amigos y mucha diversión. Los que teníamos cámara en aquel entonces éramos influencers sin saberlo.
La vida (que a veces se despista) me llevó a estudiar administración, pero yo seguía ‘bicheando’ con esas nuevas cámaras réflex por mi cuenta. Un día me ofrecieron fotografiar a una Bellea del Foc (siii, sé que suena a épico, pero es que lo fue). Ahí me pasé al mundo digital y ya no hubo vuelta atrás.
Me convertí en contable, monté un parque de bolas llamado Bichitos, y durante años compaginé cumpleaños con bodas. Hasta que un día decidí que la fotografía no era más un “mientras tanto”, sino LO MÍO.
Vendí Bichitos y me tiré de cabeza al mundo de la fotografía.
Desde entonces, me dedico al 100% a sacar lo mejor de las historias de amor. No solo con fotos bonitas, sino momentos que se sienten, miradas que hablan, abrazos que te sostienen. Sé perfectamente que puede sonar cursi, pero es como yo lo siento.
¿Lo que más me flipa de todo esto?
ver cómo las parejas se emocionan al ver su reportaje.

Trabajamos con estos fenómenos
y lo hacemos así para poder sacar los resultados que buscamos, también para tener apoyo incondicional en un día con tantísimos imprevistos y situaciones deseables o no tan deseables, para que no os sintáis solos o desatendidos y para que entre todos lo hagamos de lujo. Vosotros y nosotros. Porque el equipo somos todos. Vosotros y nosotros y no está dicho para quedar bien, si no, por que es así.
Y ESTE
ES NUESTRO EQUIPO
Volviendo a mi,
arquitecta técnico de profesión y fotógrafa de oficio,
me fui a Inglaterra en una de esas crisis económicas en la que todos nos fuimos de 'patitas a la calle' y no precisamente a fumar. La empresa había quebrado y cerró para siempre.
En aquel entonces no me podía ir peor: me quedé sin trabajo de la noche a la mañana, sin dinero, me divorcié y también me quedé sin casa. Bonito panorama...
Mi aventura in the UK
Para no volverme loca creí que lo mejor sería seguir acumulando experiencias de vida, vamos, no quedarme estancada.
Me dije:
-¿A que no eres capaz de irte a UK a aprender ingles y estudiar fotografía?-
Y mi auto-respuesta fue:
-¡A que sí!- .
Y así lo hice.
La fotografía era mi asignatura pendiente junto con un segundo idioma bien hablado para alejarme por siempre jamás del 'teibol' y el 'jaus'. Ya sabes, el nivel 'intermedio' español de hace 20 años. Y para poder cumplir aquel sueño que empezó el día de mi Comunión en el que me regalaron la primera cámara de fotos, me embarqué hacia un nuevo rumbo.
Y allí mismo, en Inglaterra,
en mi 'suerte' de caer en un piso compartido con otro fotógrafo, fue donde surgió la idea de montar una empresa de fotografía de bodas que se iba a llamar No1 photos ya que vivíamos en el No1 de la Brendbridge Road en el frío Manchester de principios de los dos mil.
De vuelta a casa
Pronto volví a España con nuevas herramientas y con mucho entusiasmo y de la nada (bueno de la nada, lo que se dice de la nada, no... apostando cien por cien por mí) mi vida comenzó a girar en 360º.
Diseñé mi propia casa-estudio donde vivo actualmente con mi hijo (que quiere ser filmaker y YouTuber) y desde entonces mi empresa funciona cada vez mejor, con mejor conversión, más depurada, mas... centrándome en lo importante y con parejas que dan mucha importancia a la fotografía de su boda.
La idea de Love Weddings,
se me ocurrió desde mi nueva vida.
Un nombre algo azucarado quizás (o cuqui), pero me gustan las bodas hasta el punto que me muero por las decoraciones de autor y me pongo muy sensiblona y lloro detrás de la cámara sin que me vean y luego también porque me gustó mucho vivir en Inglaterra, así que: un nombre un tanto sweet pero en ingles -Why not?-.
Eso sí, decidí darle un cambio radical a la web y a la idea de negocio ampliando hacia nuevas ideas bodorriles que actualmente ya se han hecho realidad, como la de asesorar a empresas que quieren empezar en el mundo de las bodas o crear contenido para empresas. No paro y me gusta que así sea.
No doy el teléfono a nadie que no haya contratado mis servicios.
Aunque quizás ronde por algunos sitios aun (de mi anterior vida), lo estoy retirando.
¿Porqué? porque trabajando desde la intimidad de mi casa-estudio, sin constantes whatsapps y llamadas, os puedo dedicar las dos cosas más importantes que yo os puedo ofrecer:
MI TIEMPO Y MI ATENCIÓN:
No hay teléfonos sonando, gente abriendo la puerta y preguntando si hacemos fotos carné o que cuándo son las rebajas (entre otras cosas porque no hay), no hay proveedores trayendo paquetes de Amazon o tratando de vender álbumes.
Me refiero a algo constante, está claro que si entra mi madre a traerme un tupper pues obviamente la conoceréis, si aparece mi hijo a ver si traéis algún niño a la reunión lo veréis y si me llama mi novio, le diré: -¡cariño estoy ocupada, luego te llamo!-.
A lo que me refiero es a que cuando quedo con vosotros,
QUEDO CON VOSOTROS.
Si quieres agendar una cita para hablar con nosotros
de tu boda es aquí:

























