16 de Octubre.
Finca la Campaneta.
Esta historia empieza con Frederik, padre holandés de dos hijos preciosos que creía que no volvería a enamorarse tras la muerte de su primera esposa. En un viaje a Colombia conoció a Angelika, una mujer risueña, presumida y coqueta. Después de varias citas durante su viaje no pudo resistirse a ella y se enamoró. ¡Por fin volvía a sentir las famosas mariposas en el estomago!
De Holanda a Colombia, de Colombia a Holanda... muchos aviones después, cansados de no poder verse durante mucho tiempo, decidieron casarse en España y vivir aquí.
Con la caída de las hojas, la pareja se preparó para el gran día. El novio, enamorado hasta los huesos, se vistió ayudado de sus hijos. Lucía un elegante traje azul marino con un estampado muy original en el interior que representaba el amor que tenía por el mar, y por su prometida.
La novia, en una habitación muy luminosa, se vistió junto con las personas que más quería. Su vestido, precioso y lleno elaborados encajes, bordados y perlas, hacía que se viera impresionante.
Llegó el momento de dar el 'Si Quiero'. Frederik esperaba a los invitados en la ceremonia mientras ultimaba los últimos detalles. Quería que todo estuviera perfecto. Los nervios aumentaban a medida que pasaban los minutos cuando por fin empezó a sonar la canción que daba paso a la entrada de la novia. Con su precioso vestido blanco Angelika recorrió todo el pasillo hasta llegar a Frederik, que le esperaba con una rosa azul en la mano. La rosa azul simbolizaba que los sueños imposibles se pueden alcanzar, y que su amor sería eterno. ¡Qué bonito!
Angelika puso su rosa azul en su ramo y juntos se sentaron a escuchar los discursos de sus amigos y familiares. Discursos que, sin poder evitarlo, emocionaron a la pareja y a todos los asistentes, incluidos nosotros. Los discursos fueron muy emotivos, y es que todos sus familiares y amigos sabían que estaban hechos el uno para el otro.
Solo había que ver sus miradas para darse cuenta lo entregados que están el uno al otro, y así quedó reflejado en sus votos. La pareja realizó el ritual de la arena que, como marca nuestra tradición mediterránea simboliza que ambos ponen parte de su 'yo' para formar un nuevo 'nosotros'.
El amor que mostraron el uno por el otro estaba lleno de emoción y esperanza. Después de haberse comprometido a pasar le resto de sus días juntos, fuimos a hacer una pequeña sesión de exteriores. Fue una experiencia llena de romance. La pareja estaba feliz, y nosotros más al ver los resultados de estas fotografías tan maravillosas.
Después del coctel el ambiente estaba cada vez más festivo. El salón, con las mesas decoradas con preciosos centros de mesas, se llenó de invitados que esperaban la entrada de los novios. Desde ese momento la fiesta quedó inaugurada. La mayoría de invitados tenían sangre latina por sus venas, así que estuvo llena de bailes y muchas risas. Cada mesa de invitados gustó que bailar una canción representativa de su país. Muy original.