17 de Octubre.
Finca La Torreta.
Juan Carlos iba para cura pero Laura se cruzó en su camino y esto provocó en giro de 360º en su carrera y en su vida. ¡Menudo comienzo!
Laura & Juan Carlos desprenden energía y positividad por dónde los mires: cuando pasean con su vespa todos se quedan mirando con la boca abierta, ¡y no es para menos! Tanto es así que la famosa vespa no podía faltar en la preboda que hicimos en el Laberinto Casa Tápena. Un par de carreras delante de la cámara, poses graciosas y sobre todo muchas risas. Todas las fotografías reflejan el amor que se tienen el uno por el otro.
Durante la pandemia llegó el día de la boda. ¡Sí, cómo lo leéis! No cabía duda de que esta sería un reflejo de su personalidad. Aquel octubre fue todavía un mes de restricciones y eso no pudo con ellos ni con los invitados, de ninguna de las maneras. No hubo más que ver la salida de la novia de su casa...
El cura (muy amigo del novio) abrió el portón de la iglesia y dio paso a la entrada de todos los invitados. Pasó un rato y la gente se empezó a ponerse nerviosa, pero al final llegó el novio e hizo su entrada acompañado por lágrimas de emoción que no pudo ni quiso contener. En el altar, nervioso, no paraba de mirar hacia la entrada hasta que por fin vio llegar a su preciosa prometida. Los dos estaban 'divinos' y nunca mejor dicho.
La ceremonia fue muy especial, personal y única. El cura, dio un discurso muy sentimental. Los novios, conmovidos, no pudieron evitar soltar más de una lagrima. Pero, por supuesto, también pudimos captar alguna que otra sonrisa.
Después de una ceremonia intensa y emocionante llegó el momento de la salida que...
¡FUE ESPECTACULAR!
Con la entrada a la Finca La Torreta pasamos a las fotografías del Just Married que fueron un reflejo de su personalidad positiva a más no poder, sin dejar de lado su toque delicado e íntimo. En definitiva, unas fotografías únicas para una pareja única. ¡Mirad 'que rollo' tienen!.
Entonces llegó el momento del banquete, aunque en realidad parecía ya la fiesta. Una entrada con baile, una copa derramada en el brindis, besos encima de la mesa... Pero también entrega del ramo, regalos y el corte de la tarta un poco diferente.
Las ligas fueron uno de los mejores momentos, y también muy sensuales. Juan Carlos quitó la liga de su pareja con la boda (no podían esperar a la noche de bodas) y se la dio a sus mejores amigas. ¡Qué piernas más sexys!.
La fiesta siguió con un baile totalmente improvisado ¡La Macarena! y un manteo al novio. De repente, el novio se subió a la mesa y empezó a hacer un estriptis. ¿Creeis que se desnudó totalmente?
Cuando ya creíamos que lo habíamos visto todo, algunos amigos sacaron una máquina para de afeitar y dejaron al novio completamente rapado. ¡La noche no paraba de sorprendernos!
Unas semanas después, ya recuperados de la montaña rusa de emociones que fue la boda, hicimos la postboda en el chalet de unos familiares. Por supuesto, no podía faltar su pasión por las motos, esta vez en sidecar. ¡Qué novios tan divertidos! Tuvimos una sesión entretenidísima donde también soltamos unos gansos y ellos intentaban cogerlos. Pero fué imposible...