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Boda Samantha & Emiliano

27 de Agosto.

Torre de Reixes.


Cuando conocimos a esta pareja nos dimos cuenta de que con ellos nos íbamos a divertir. Y es que son tal para cual: bromistas, divertidos, un poco ¿frikis? y... por qué no decirlo, un poco locos también. ¡Nos encantaron!


A principios de 2020, mas cerca de la boda, hicimos la sesión preboda en el Balcón de Alicante, en la Sierra del Maigmó. No podrían haber elegido mejor lugar porque ellos son el uno para el otro. Así empezó todo, con risas, bromas, juegos... pero también con miradas de amor, pasión y ganas de comerse el mundo juntos.



Un mes después llegó el confinamiento, y la boda se tuvo que aplazar. 15 días, un mes, dos meses, 6 meses, un año... y por fin, un año, seis meses, una semana y tres días después llegó EL GRAN DÍA.


Él lucía dos looks distintos: el primero, más ceremonial, con corbata y americana; el segundo, más hipster, con pajarita, tirantes y boina. Nos encantó que el novio tuviese esos dos looks y no nos cansamos de hacerle fotos con ambos.



Samantha se vistió en la casa donde creció, junto con su madre, hermano y sus amigos más cercanos. Preparando las joyas, los zapatos, el vestido... se dieron cuenta de que el velo estaba descosido. Rápidamente, sus familiares se pusieron manos a la obra para que su hija pudiera lucir el velo. ¡Qué tensión!



Cuando todo estaba listo nos dirigimos a Torre de Rejas, una finca preciosa con un gran jardín mediterráneo Los nervios empezaban a florecer. Músicos, wedding planner, camareros, Dj, flores, nosotros.. todos estábamos listos para que empezara el gran momento. La gente empezó a llegar y poco después llegó el novio. Él, familiar como siempre, saludó a todo el mundo con mucho desenfado. Del brazo de su madre caminó hasta el precioso rincón que hacía de altar, donde esperó a su futura mujer con nervios.

Samantha llegó con un divertido escarabajo amarillo y del brazo de su padre caminó hacia el altar hasta llegar junto a su prometido, dando pié a la ceremonia.



La ceremonia, oficiada por dos buenos amigos de la pareja, empezó por fin. Después de tanto tiempo esperanto, todos tenían algo que decir. Recordando viejos y divertidos momentos, sus inicios como pareja, deseando que tengan una feliz vida juntos... la ceremonia fue avanzando como la seda.



Después de todos los discursos llegó el momento de prometerse amor eterno. Por supuesto, ambos dijeron que sí y sellaron su amor con dos pulseras que, si se unían, formaban la onda sonora de un 'te quiero'. ¡No puede ser más bonito!

Además, como buenos amantes de la cerveza, hicieron un ritual especial. Cada uno escogió una cerveza que le recordaba grandes momentos de su vida, brindaron y bebieron. Después, mezclaron las cervezas para fundirse en una y bebieron de ella y con ese simbolismo, mezclando así sus vidas.



Y así, con un brindis más, salieron con vítores de sus amigos y familiares celebrando que por fin se habían casado.



Después de toda la alegría del momento, los novios tuvieron un momento de intimidad, que por supuesto, no dudamos en aprovechar. Un paseo por los jardines, algún que otro beso robado.. y así conseguimos fotografías únicas.



El coctel empezó fuerte desde el primer momento. Cuando todo parecía calma empezó la música y entre bailes los novios empezaron a hacer regalos. ¡A los locos nos verán bailando! Incluso hubo personas que acompañaron a la pareja para hacer un baile improvisado. Con tanto baile, tanta música y tanta energía, parecía que estuviéramos en la fiesta. Pero, por supuesto, no pudieron faltar las lágrimas de los más emotivos.



Con un buen chupito en una probeta empezó el banquete. Como lo lees, un chupito en probeta, no podía ser de otra manera. Y, por supuesto, que no falten los bailes, los 'que se besen' y los 'no sabe'.